¡Papá, papá! – Cómprame esos dulces que están allí.
- No hijo, arruinarán tú apetito.
- Ándale, por favor. Si no me las compras, romperé el cristal y las tomaré.
- No, hijo! Estoy harto de tus berrinches en pleno mercado!
- Papá, por favor! Me dijeron esos niños que están ahí que nunca las han probado; y quiero regalárselas. Se pierden de algo muy rico!
- Hijo, ellos sólo se aprovechan de gente honrrada como nosotros. Pero, en realidad sus padres tiene el suficiente dinero para comer lo que deseen.
- Pápito, sólo quiero jugar con ellos, please.
- No!
- Esta bién, no comprés los dulces. Entonces, ¿ puedes pintarme la cara?
- Hay, hijo. Sí tienes tú carita pintada: ellos no te tomarán el mismo interés que han prestado hasta ahora. ¿no entiendes qué sólo te hablan por tú vestir?
- ¿Por qué?
- Es algo que algún día entenderás. Hoy, no!
- Vámonos!
- Pues, no me importa!
- Sebastián, ven para acá!
- Ya papá: podemos irnos.
- Sebastián estarás castigado todo el mes!
- No me importa. Tendré nuevos amigos y me enseñarán a lanzar ocho pelotas al aire; algo que tú nunca has hecho. Aunque, sólo jueguen porqué les regalé unas cositas de caramelo.
martes, 2 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
MaryJeses
Intereses
- Arte
- Cine
- Danza
- Folklor mexicano
- Literatura
- Música acústica
- política
Seguidores
Archivo del blog
-
►
2011
(21)
- ► septiembre (4)
No hay comentarios:
Publicar un comentario