Es tan obscuro aquí abajo, tan frío. No hay nadie, excepto yo y esta oscuridad que invade todo el lugar. No sé que tamaño tiene, ni de que colores son las paredes. Lo único que se siente es frío, y lo único que se escucha es el sonido del silencio. Tengo miedo, no lo niego, sin embargo, me gusta sentirlo, es un placer extraño pero demasiado satisfactorio. No tengo nada que hacer, bueno, más bien no sé que hacer. Prefiero esperar, esperar mi destino, esperar ese rescate, qué talvez nunca llegue. Esperar a morir, esperar a vivir. No me importa, esperar simplemente.
viernes, 30 de abril de 2010
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MaryJeses
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esperar..pero cuidado, puede ser contraproducente quedarse a la espera de lo que vendra...cuidado de no atreverse a levantarse y comenzar el camino para encontrar a lo que viene...
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